Siempre pensé que el matrimonio gay o lésbico o trans o lo que quieran inventar era una bobada, un pretexto para una juerga a morir. Y como yo no necesito pretextos para emborracharme nunca me hice problemas por el asunto. En algún momento me ilusionó la idea de recibir regalos de recién casados y partir de luna de miel, pero luego me dio flojera preparar la casa para la ocasión. Además, mi entonces pareja -creo- no tenía el propósito de formalizar nada. ¿Para qué? Si le iba tan bien de aventurera. Lo cierto es que pasé del tema, como he pasado de otros.En algún momento hace tres o cuatros años, cuando comencé a temer a la muerte, me pregunté qué pasaría con mi modestia herencia si me muero. Pese a que no merecía ni un calzón mío yo estaba convencida de que era a ella a quien correspondía todos mis bienes, incluyendo mis cuatro hermosas y sensuales gatitas. Sabía de sobra que mis calzones y mis gatas serían lo último que mi mamá se llevaría de esa casa donde vivíamos, pero quería dejar todo en orden, para cuando la combi me aplastara o para cuando la pena me empujara de cualquier balcón. El tiempo pasó y no hice nada: ni herencia ni nada. Cambié de pareja (gracias a Dios!) y otra vez me pregunto qué pasaría.En estos días, en el Congreso, se ha vuelto a tocar el asunto. He visto a la congresista Sacieta defendiendo el amor gay con un corazón tan grande que hasta me parece bastante sensual la señora ley. Yo quisiera que ella me divorcie, por lo menos. No quiero creer que es una figuretti, quiero pensar que le interesa las causas de las minorías. Quiero ser bien pensada. Anoche, mientras me aburría en el diario sin grandes noticias ante un día muerto, llegó un correo electrónico que me paralizó: Los homosexuales se restauran. Quién era el autor de esa maravilla. ¿Acaso los cirujanos Otto Cedrón o Morillas? Yo necesito borrar mis patas de gallo y una liposucción urgente. Abrí el correo en lugar de eliminarlo.El autor era un tal David Perry, congresista de la República y pastor evangélico. Nunca en mi vida lo había escuchado. Qué tal Perry. (Eso es apellido o chapa, o nombre de batalla como Conchita o Malú, o nick como Oso insaciable) Decía Perry que la homosexualidad no es una opción sexual sino una desviación de la personalidad que puede ser RESTAURADA con ayuda psicológica y espiritual. Perry jura que ha 'convertido' a muchos homosexuales a heterosexuales. He conocido pastores y pastorcitos como Perry, pero ninguno era congresista. Como a Perry nadie me lo ha presentado he buscado en su hoja de vida y he descubierto que se llama Juan David, que su correo electrónico es oportunidad12@hotmail.com, que cumplió años el último jueves, que nació en Huaraz, y que en su experiencia laboral figuran cargos en iglesias evangélicas muy respetadas seguro. Perry es autor de un libro que jamás he visto y que se llama: ¿Por que nos quitaron la vida? Este Perry tiene cara de buen tipo, en su galería fotográfica se presenta como un hombre que trabaja por los peruanos más pobres, esos que necesitan restaurar urgentemente su casa y su presupuesto. No lo he visto al lado de ningún gay restaurado y lo invito cordialmente a que me presente su obra de arte.
Quiero pruebas y si las tiene me pongo en sus manos con los ojos cerrados.Yo no me quiero casar ni salir a marchar. Yo creo que necesitamos una ley que garantice los derechos de las parejas homosexuales. No el derecho a abrazarse o apretarse, pues para eso no necesitamos ley. Lo que necesitamos es una ley que nos permita incluir a nuestra pareja en Essalud o en la EPS que hayamos escogido, una ley que nos facilite el acceso a una casa de MI VIVIENDA como sociedad conyugal, una norma sencilla que facilite la herencia, una disposición que no excluya a nuestro compañero.
Monseñor Luis Bambarén ha pedido archivar la propuesta legislativa que permitiría el matrimonio de homosexuales porque va en contra de la Constitución y el "mandato de Dios". Ha dicho que la Iglesia respeta la existencia de homosexuales, y que incluso los acoge, pero MATRIMONIO no, porque va en contra del plan de Dios. ¿Cuál será el plan de Dios?La opinión de la Iglesia ya la conocíamos. Ya sabemos que el plan de Dios, de acuerdo con los bambarenes, no nos incluye en su cielo. Pero bueno a estos señores con sotanas no les pagamos para que hagan leyes. Al tal Perry sí. Por eso, considero pertinente que busquemos a este señor para que nos restaure.Vamos, don Perry, yo me apunto. Quiero transformarme, quiero ser una mujer decente, quiero ser una mujer de bien y si se puede enamorarme de usted. Seguro que juntitos, restauraditos los dos, seremos una pareja ejemplar, sin cachos, sin mentiras, sin nada oscuro debajo de nuestras sábanas.
Usted que debe ser un gran señor merece a una señorita como yo, que pese a la mala vida, está dispuesta a restaurarse.Vamos, la homosexualidad tiene cura. Los que no tienen cura son algunos de nuestros congresistas. Lo espero Perry.
1 comentario:
Qué perr..y ese congresista.
Es cierto, la sociedad,avalada y persuadida por el Estado y la Iglesia,está camuflada bajo el manto dela hipocresía y la cucufatería hecha y derecha, pues, la homosexcualidad, creo yo, es una opción estrictamente personal,que no vulnera los deberes y los derechos de los demás, y que, por lo tanto, el Estado debería de promover leyes que beneficien- ni más ni menos- a los homosexuales, no por su condición de tal, sino por la naturaleza humana de que gozan.
Entonces, los "padres de la patria" deberían de restaurar las leyes inclusivas, y no instaurar conceptos e ideas desfasadas y reestringidas, como la de tratar de crear una especie de CENTRO VICTORIA para restaurar lo irrestaurable: DECISIONES PERSONALES
Publicar un comentario