Ella iba por la calle Madera y yo por la calle Sol. Nos encontramos. Aproveché la ocasión para pedirle que se apartara de mi vida, que no insistiera más, que me dejara en paz. Pero ella se reía y se burlaba. No creía en mi felicidad, pensaba que era una mentira para tapar mi dolor. Por qué es tan difícil aceptar que todo tiene su final, que no hay pena que dure toda una vida, que tarde o temprano las cosas cansan y un día, de repente, despiertas con una sensación de vacío distinta a otras sensaciones de vacío. Esta vez no presumes que te falta algo, como suele ser el vacío que te deja el desamor. Esta vez el vacío es liberación, es el convencimiento de que ya no necesitas esa cruz para seguir caminando. No hay olvido, porque ya me han dicho que olvidar es padecer amnesia. Nadie olvida. Simplemente hay desprendimiento. Tu mente se aclara y descubres que ya no dependes de su risa, de sus ojos, de sus palabras. Te das cuenta de que puedes vivir en el norte y ella en el sur y no pasa nada, porque a ti simplemente ya no te interesa. Le deseas buena suerte porque no eres una hija de puta, pese a todo lo que te ha hecho. Pero no deseas que vuelva a tu lado, porque tu corazón, al fin, tiene dueño.
Se lo dije así intentando que me entendiera, que siguiera su ruta asesinando otros corazones, que me dejara, que no vuelva más, que busque otras víctimas. Conmigo ya había sido demasiado.
No lloró. Los villanos nunca lloran. Los héroes sí lloran y yo lloré de lástima, pero la calle Sol me iluminó y recuperé la alegría.
Daría la vuelta y me marcharía. Qué más se puede hacer. Cuál es el límite de tu paciencia. Cuando di la vuelta sentí un dolor profundo en la espalda, algo caliente se iba esparciendo en mi cuerpo. Alcé la mirada con la poca fuerza que me quedaba y entonces me di cuenta de que una bala, acaso dos, me había atravesado. Ella dio la vuelta. Mientras yo comenzaba a morir.
En segundos pensé que tardé demasiado en sacarla de mi vida. Y cuando lo hice fue tarde. Ahora no tendría opción de disfrutar de mi nuevo gran amor.
te felicito por lo escrito
ResponderEliminarLa ficiòn, intriga y el sarcasmo ( Le deseas buena suerte porque no eres una hija de puta, pese a todo lo que te ha hecho. ) se mezclan perfectamente en su texto. Me gustó mucho el ralto- ademàs el estilo-
ResponderEliminar