Odio levantarme con el alarido de mi celular que dice: "!Despierta, carajo!". Odio ver que nada ha cambiado a mi alrededor, que mi casa sigue siendo un hostal, sucio y desordenado. Lo único bueno es que mis cuatro gatas siempre están allí, mirándome con sus ojos adormitados y a veces furiosos. No podría seguir despierta sin mi clásico café cargado y sin azúcar. Por suerte, casi nunca falta.
El día transcurre así: lánguido, sin luz, como si uno estuviera dentro de un tubo oscuro y con camisa de fuerza. No puedes gritar, porque todos te escuchan. No puedes llorar, porque haces el ridículo. No puedes reclamar, porque nunca tienes razón. No puedes gastar porque eres una materialista, frívola y despilfarradora. No puedes ahorrar porque eres una tacaña y mezquina. No puedes dejar de decir te amo durante quince minutos porque pensarás que ya no amas. No puedes decir te amo cada minuto porque te dicen que no tienes nada más que decir. No puedes confiar porque te estarán metiendo siempre un cuchillo. No puedes desconfiar porque es imposible vivir con el temor a la traición. No puedes hacer el amor porque dirán que solo piensas en el sexo. No puedes dejar de hacer el amor porque dirán que se acabó el deseo. No puedes vivir con alguien porque estarías atándolo a tu maldita y aburrida vida. No puedes vivir solo porque te mata la soledad y dirán que no sabes estar ni media hora contigo misma.
No puedes pretender que tu novia se vista más bonito porque dirá que se viste mal. No puedes vestirte bonito porque la ropa no te queda nunca jamás. No puedes desear una laptop porque tu PC todavía funciona. No puedes no desear una laptop porque estás en nada. No puedes vivir sin Internet porque el mundo te reclama estar conectado. No puedes vivir con Internet porque eso refleja la dimensión de tu soledad.
Quisieras tomar una Mini Uzi y exterminar todo lo que te hace daño, pero debes sonreír y ser tolerante, porque la tolerancia es una virtud que debes mantener, así no te toleres así mismo.
Quisieras meterte un tiro, pero matarse es un acto de cobardía. ¿Y vivir qué es? ¿Un acto de valentía? Vivir es una rutina, vives porque no puedes matarte, porque la muerte no te encuentra, porque no tienes valor, porque no sabes cómo salir de este mundo de vivos.
Estoy con una camisa de fuerza, como el común de limeños que cada mañana sale con una falsa sonrisa en la cara y luego debe masticar su furia al encontrarse con un sucio taxista que nunca irá a tu destino, porque da vueltas sobre sus cuatro ruedas y no va, no va, no va... Jamás irá porque el hijo de puta es un peruano experto en quejarse, en decir que en este país de mierda no hay trabajo. Lo dice, sobreparado en una esquina, desde donde mira a sus potenciales pasajeros con lástima, porque no va, quisiera ir, pero no va, no va, no va... Pero no hay trabajo. Solo los pitucos, miraflorinos y los apristas tienen trabajo. Pero él no se mueve, porque sus cuatro llantas están ancladas en el asfalto, y el no va, no va, no va... Nunca irá, pero el Perú seguirá siendo un país sin oportunidades laborales.
Así te vas amargando el día. De pronto, te das cuenta que no se puede estar bien, que es hora de tomar un avión y no volver, porque el Perú es una mierda, el Perú no te da la opción de ser feliz. Y ya parezco un sucio y mediocre taxista.
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