30 de noviembre de 2007

Mentiras negras


(Las que todavía no te he dicho)

-No me he acostado con nadie estando contigo.
-Disfruto de mi soledad.
-Dejaré a mis gatas cuando vivamos juntas.
-Seré la pareja perfecta.
-Dejaré de fumar
-Dejaré de escuchar Calamaro, Sabina y Chavela Vargas
-Limpiaré mi casa dos veces por semana.

-Soy tu propiedad privada.
-Tendrás tu espacio.
-Soy una new mujer.
-Jamás te rogaré.
-Viviré lejos de TI y seré muy feliz.


28 de noviembre de 2007

mentiras blancas

-nunca he amado a nadie como a ti
-este fue el mejor orgasmo de mi vida
-como tú me has tocado no me ha tocado nadie
-eres la que mejor me ha besado
-solo sueño contigo
-somos compatibles
-nunca se agotará mi pasión por tí
-me encanta dormir a tu lado
-siempre hueles rico
-tu piel siempre es suave
-soy solo tuya
-no imagino la vida sin tí
-solo a tu lado he sido completamente feliz
-cuando no duermes a mi lado tengo insomnio
-solo me gustas tú
-cocinas rico
-qué linda estás al despertar

27 de noviembre de 2007

No más soledad al cuadrado

Fue como caer sobre la pista y mirar las combis a punto de arrollarme. Solo entonces, sobre el pavimento, desperté de una prolongada pesadilla, absurda y devastadora. ¿Tenía otra oportunidad al lado de la persona más hermosa del mundo o ya era demasiado tarde? Uno nunca sabe cuándo es demasiado tarde. De pronto tú estas corriendo en una competencia diferente y esa persona que te amó tanto ya dejó de hacerlo y te dice que la tienes harta, que no soporta más tus estupideces, que se pasó de masoquista, que todo tiene un límite. Justo ella dice esas cosas cuando a ti se te ocurre que ya no volverás a mirar el pasado con nostalgia, cuando descubres que perdiste muchísimos días y años en esperar lo que jamás existió. Yo he prometido no volver sobre mis historias del pasado. Seré el presente con ella y mi futuro se escribirá a su lado. Yo solo quiero una oportunidad en la vida. Ya pagué todas las cuentas que tenía con la vida, ya la vida se vengó por todos los cuernos que puse, por todos los corazones que derrumbé. Ahora solo quiero una oportunidad.
No voy a rezar ni voy a llorar. Solamente seguiré el rumbo del amor, esperaré el día de mi cumpleaños con la esperanza de disfrutarlo de verdad, como hace mucho no me pasa. No me compraré una fiesta como en otros años. No me compraré un regalo y se lo daré a otra para que siquiera lo envuelva. No, ya no.
Solo quiero estar tendida en mi cama, sintiendo su calor, mirando sus ojos que sí me aman, poniendo mi pierna sobre la suya, durmiendo en su pecho. No espero más que amor al cuadrado. Hace unos días escuché esa canción de Sabina y Paez en la que ambos dicen: dormir contigo es estar solo dos meses/ es la soledad al cuadrado.
Hace seis años o más canté esa puta canción, convencida de que me había condenado a un falso amor. Seguí, y seguí cantando las mismas tristes canciones, con la soledad y la pena al cuadrado. Ya no quiero más eso. Es una promesa. Es un compromiso. No seré más ese ser triste y estúpido que durante años se impuso a la mujer alegre que alguna vez fui.
De aquí en adelante no lloraré más y si lloro espero que sea por una buena causa, y no por tantas tonterías como las que marcaron mi descalabrado y nada admirable pasado.
Simplemente quiero ser feliz. Una vida sin soledades al cuadrado, sin falsas ilusiones, sin amores al paso para llenar lo que no me llenaba. Ya no más.
En unos días cumpliré 33 años. Y me llega esta edad con una persona excepcional a la que no quiero perder, por la que ahora debo de luchar porque la he cagado demasiado. Pero tiene mi corazón y tiene la fuerza que me ha dado haber caído hasta lo más hondo del túnel.
Yo no quiero más depresión, más pastillas para la pena, más pepas para el insomnio. No quiero recetas ni terapias. Yo quiero caminar de largo y sin miedo, pero a tu lado.
Nunca fui una piedra, me quebré tantas veces y cubrí mi dolor con risas que no eran mías, con juergas que nunca me hicieron feliz, con letras de ficción que me comieron entera hasta el punto de convertirme en el más sórdido de mis personajes de cuentos impublicables.
Ahora quiero recuperar cada instante perdido.
Ya serán dos años desde que la descubrí, o mejor dicho desde que nos descubrimos. Ha pasado de todo, me ha soportado más de lo merecido y no tengo muchas palabras, porque cuando la tengo al lado solo quiero sus besos, su protección, su amor desmedido y su ley.
De rodillas, como debe estar uno cuando solo mete la pata, le pido que me brinde una oportunidad.

(Sé que me dirás que sí amor, pero solo ruego que tu amor por mí se haya mantenido intacto en medio de esas tormentas que te hice pasar. Que nada haya cambiado ese sentimiento inmenso que me lo gané, porque me lo gané. Al comienzo no me querías nada y ahora sé que me amas, que me adoras... Y si dices que No, miraré a tus ojos y sabré que tu corazón es mío, que ya no puedes seguir sin mí. Pero sé también que por más amor que me tengas sabrás mandarme a volar si te sigo hartando, así que te juro que ya no más, ya no más penas... Dame tu mano y ven conmigo)

22 de noviembre de 2007

Dice mi mamá

Llama mi mamá. Entre otras cosas acaba preguntándome lo que siempre tuvo en la punta de la lengua: "Podrías recuperar tu vida normal, la de antes...". Se remonta a aquellos días en los que tenía 18 años y había escogido el camino aparentemente correcto: el camino de ir por la vida con chicos. Eran días en los que no conocía el sufrimiento. Mi único estrés se reducía a esconder al novio, pues a mi mamá no le gustaba. En esos días yo no conocía como hoy el estrés, tampoco conocía el amor, el desamor... Todo era como un mar quieto, sin sobresaltos, sin angustias... O quizás todo fue en menor medida. Hoy, a los 32 años, mi vida se ha desbarrancado y ha surgido de las cenizas. Mi pareja no quiere que escriba cosas feas. Y le haré caso, porque cada palabra revela una herida abierta, un odio malsano, una rabia criminal. Así que tendré buenos modales, conservaré a mi chica con uñas y dientes, y dejaré el pasado atrás.Simplemente quiero decirle a mi mamá que con esta opción no hay vuelta atrás. Las mujeres, mamá, (y te incluyo y me incluyo) somos unas desgraciadas cuando amamos mal o a medias. Yo quise y me quisieron mal. Cuando no quise me quisieron bien. Pero en eso radica el encanto de las mujeres. Que lo digan los hombre sufrientes, que lloren en mi hombro, que se quiebren, que chillen...Amar a una mujer es un drama. Las mujeres somos antipáticas por naturaleza, caprichosas por vocación, engreídas porque el cuerpo nos lo pide... Somos encantadoras, multiorgásmicas y capaces de fingir orgasmos cuando la ocasión lo exige.
Amo ser mujer, aunque a veces despierto con la loca idea de tener bigotes, un pene y una corbata color oro viejo. En fin, eso será motivo de otro blog. Yo solo quería decirle a mi mamá que ya no lloraré más, que he iniciado mi propia terapia para no llegar a los cuarenta con un mal recuerdo tatuado en la piel... Quiero decirle a mi mamá que otra vez me daré la oportunidad de ser feliz. Con una mujer.

13 de noviembre de 2007

pasado


¿Se puede borrar el pasado? Desesperada, el otro día, mientras escribía para el diario le hice la pregunta al psicoterapeuta, que desde su celular, buscaba las frases exactas para calmar el dolor de aquellos que no podían olvidar. Entre esos aquellos, por supuesto, me encontraba yo. ¿Dame la receta?
Dice el DOC –que sabe, porque para eso ha estudiado – que el olvido es imposible. Olvidar es sinónimo de amnesia. Y la amnesia no es un estado óptimo. No se puede olvidar. Lo que uno puede y debe hacer si desea curar las heridas es aprender a despedirse, decirle adiós a un amor, a un pedazo, a un trozo de tu vida que resultó chamuscado porque el destino así lo quiso, porque a ti te dio la gana de destruirlo, porque el mundo se encargó de dinamitarlo. Yo que sé. Lo cierto es que el pasado está allí, y te duele cada día, te quema, te tortura.
Técnicas para olvidar iba a ser el título de mi columna de sexo. ¿Y eso qué tiene que ver con el sexo?, preguntaría mi director sin ninguna duda. Entonces tendría que explicar que sí tiene que ver. Porque cuando una va con ese lastre encima simplemente ni gozar puede. La columna no se escribió nunca, porque yo no encontré las técnicas para recomendar. Tampoco hallé al experto que me convenciera. Tampoco ubiqué la música que me ayudara a olvidar. Insistí en mi tesis del clavo saca otro clavo, porque aunque nunca me funcionó, confío en que algún día de estos funcione.
Pues ha pasado el tiempo y estoy aquí, a las tres de la mañana, buscando una solución a esta historia que no concluí.
Y casi he hallado la solución, y la pondré en práctica: Inventemos otra vida.
Mañana, al despertar, seré otra mujer. En primer lugar sonreiré, dejaré de exhibir al gran público mi torturada cara de desencanto y dolor. En segundo lugar, pasaré más tiempo en la ducha, disfrutando el agua en mi cuerpo. Dejaré de correr, de mirar el reloj, de tener los celulares a la mano, de esperar que me llamen del trabajo, de aguardar un S.O.S. de la luna. Yo simplemente me bañaré, y sonreiré. Porque el comienzo de una nueva historia empieza diciendo adiós a esos hábitos nocivos que has cargado una eternidad.
No puedo prometer que dejaré a Sabina, Calamaro y a Chavela Vargas, porque sería traicionar mi esencia, lo poco que queda de mí después de esa catástrofe que viví. Iré al trabajar, pensando que no trabajo para vivir, sino que vivo, y entre otras cosas trabajo, leo, estudio, me tomo unas cervezas. Dejaré de creer que el mundo se me cae porque un periódico me ganó la noticia. Ya les ganaré yo. Y aunque esto no significa que perderé mi calidad profesional asumo que cambiando esta forma obsesiva de ver mi trabajo me estresaré menos, descargaré menos iras y lloraré menos en silencio.
Me dejaré amar de quien me ama, y amaré más a quien tengo a mi lado, aunque siempre el pasado me persiga. Disfrutaré lo que tengo al lado: mis cuatro gatas, mi cama, mi ropa vieja, mis ceniceros, mis fotos, mi celular con cámara, video y Mp3, mi manual para aprender a manejar, mis libros de toda la vida, mis latas de cerveza vacía, mi cuadro del Che, mi espejo de gato, mi ventana con falsa cortina…
Dejaré de quejarme. Lo prometo. Seré una lesbiana feliz. Me inventaré una historia mejor, no permitiré que el pasado me arrase, y afrontaré mi suerte con más optimismo. Si tengo que mirarle la cara al pasado lo haré hoy mismo, sin resentimientos, sin dolor, sin afán de víctima, sin añorar lo que no fue. Siempre queda un buen recuerdo, ese recuerdo estará aquí. Mi presente es una historia que se sostiene en un alfiler, pero está allí: limpio, puro, sin mancha. Quiero vivir, quiero inventarme otra vida y dejar de pensar en la muerte como la salida más fácil.