25 de junio de 2008

Quizás sea mi último cigarrillo







Miro con lástima mi cenicero de color del arcoiris. Pienso que si todo sale bien lucirá libre de puchos, y casi podría parecerse a un platito de té sin tasita de té. Afino mi nariz y contemplo el aire pesado, quizás sea la última vez que nubarrones grises floten por mi departamento. Intento quedarme con el olor de mi cigarrillo, retener la última pitada en la garganta. Si todo sale bien tendré que dejar de desesperarme cada vez que no encuentre fósforos o encendedor en mis bolsillos. Si todo sale bien tendré una historia que contar. Si todo sale mal también tendré una historia que contar: la historia de mi fracaso, de mi falta de voluntad, de mi apego por la muerte.
Desde que hoy, 26 de junio, se transformó en una X en mi calendario (fecha del inicio del tratamiento), el amor a mis cigarros -y a todo lo que ellos llevan y traen, con su indiferencia cancerígena- se ha quintuplicado. Es como cuando sabes que te despedirás de un gran amor. Te mata la pena, te matan las ganas, el pecho se te encoge de solo pensar que ya no estará dentro de ti. No se trata de dramatizar, pero en estos previos al final una pena muy parecida al amor roto me empuja a creer que no vale la pena privarse de tantos malos placeres en la vida. ¿Para qué?Pero ya está decidido. Hoy, 26 de junio, a las 2:00 p.m. habré dado el gran paso.
No sé si lo dejaré. Solo sé que iniciaré un tratamiento y quizás esta sea mi última foto con un cigarrillo cerca. Quizás este cigarrillo sea mi último coqueteo frontal con la muerte. El cigarro mata, ¿verdad? Pero también mata la ira, el desamor, la desilusión, la angustia, la inapetencia sexual, la alegría desmedida, las combis, los taxistas, el exceso de azúcar, el chocolate, el estrés, una sobrecarga de mariscos, la contaminación del transporte público, la cafeína, el humo de la parrilla.
Cualquiera me diría que no tengo razones para sentirme obligada a dejar de fumar. Sí pues. No estoy obligada. Pero cuando la vida te sonríe un poco, aprecias lo poco o mucho que tienes y de pronto te das cuenta que el cigarro es algo de lo que se debe prescindir para estar más saludable, más pilas, con más energía. ¿Estoy convencida de ello? Creo que sí, pero no tanto.
Otras razones, menos importantes, me llevan a aceptar este reto.Es mejor pasar a las filas de los no fumadores porque ser fumador comienza a ser un problema en casi todas partes.Hoy subes a un taxi y el chofer -que puede tener un auto inmundo, lleno de agentes contaminantes-, te dice que, por favor, apague el cigarro, "mátese si quiere, pero a mí no". Ok, ok. Lanzas por la ventana el cigarrillo.Hoy estás en la oficina, en el pasadizo, y los no fumadores miran tu cigarro con miedo, asco e incomodidad. Se tapan la nariz sin disimulo, tosen, te hacen señas de que son alérgicos, y murmuran que el cigarrillo mata.Hoy fumas en el área para fumadores de un restaurante y los no fumadores que -por desgracia, casualidad o falta de mesas-, cayeron en la zona del humo te miran como un apestado, como el tipo de ser (¿humano?) que la sociedad no admite. Casi puedo verlos con una pancarta que dice: "Queremos calidad de vida".Fumar se ha vuelto un lío. Y eso que nuestras normas son blandas en comparación con la dictadura antitabaco que impera en otras ciudades. Las normas, a veces, no están en el papel sino el aire, en la mentalidad de la gente. Y esa ley si es más difícil de burlar. Si alguien te mira con cara de "oye, me estás matando con tu humo" francamente dan ganas de matarlo con las manos o de apagar el cigarro. A ciertos entes todavía civilizados, como yo, se les ocurre apagar el cigarro, y pensar que cada vez hay más lugares libres de humo, maldita sea. Así no se puede vivir... o morir lento.Hasta en el parque te miran con desprecio por el puto cigarrillo. Es como si te culparan de toda la contaminación ambiental, del desastre climático y del color triste de las hojas.
No quiero estorbar a nadie con mi humo, menos a mi novia que destila odio cuando me ve humeando. No quiero que nadie me joda con la eterna pregunta de "¿acaso no te importa la vida de los demás?" o la peor de las preguntas, la que siento como una puñalada: "¿no te importa matar a tus gatas de cáncer al pulmón?".
Maldita sea. Todo hace indicar que lo intentaré en serio.

(Hay quienes creen que dejar de fumar es solo cuestión de fuerza de voluntad. Yo no la tengo, así que solo confío en la doc y en sus milagros).

CIGARROS

7 comentarios:

Anónimo dijo...

sí, hazlo por tus gatitas

La pulga dijo...

Estoy contenta porque por fin has pensando en tu salud y estás dando un paso importante al dejar ese vicio del cigarro.
Sé que lo vas a lograr!!! que todo va a salir bien con el tratamiento. Te amo.
P.D. Vodka, Madonna, Betty, Thelma y yo te lo vamos agradecer.

Anónimo dijo...

Pues que le digo mi estimada señora Vargas, a mi tambien me gusta echar las penas al humo... pero si no lo hace por usted, hagalo por sus felinas compañeras de vida ;)

Luciana La Torre dijo...

Usted puede (: !
en realidad el cigarro si mata, se que no le interesa mucho pero es verdad!
Además siendo sincera, no quiero ue muera con sus pulmones hechos basuras por el tabaco, prefiero que si usted muere sea por muerte natural (algo como durmiendo).

Yo confío en usted, confío en que lo logrará y así será, ya verá.
Suerte!

PD: si aprendí de sus clases, aunque usted no lo crea.
Por cierto tambien he aprendido algunas cosas de usted y hoy solo quiero agradecerle por todo eso.
Gracias =D

marga dijo...

mirá, si te sirve de algo yo fumaba dos paquetes (o más) desde hacía más de 20 años
podría haber seguido fumando, pero decidí dejar
mi enamoramiento con el cigarrillo se rompió, y me di cuenta de que era un maldito y seductor asesino que me sacaba la salud, y el dinero, y me ponía al margen de la sociedad
ya no tiene glamour fumar... es como vos decís, terminás pareciendo un miserable adicto delante de todos, es incómodo, no te aporta nada, sólo el "placer" de la primer pitada... y toda la "parafernalia", los ceniceros y encendedores haciendo juego, los caramelos para la tos, los pañuelos, etc etc etc
yo fui una de las que no quería dejar de fumar porque le daba pena dejar de usa el zippo y por consiguiente dejar de sentir el aroma de ese fluído... que se te impregna en la ropa, en las manos...
yo dejé de fumar sin ayuda, y lo que más me costó fue lo gestual, yo hacía todo con un cigarrillo, malabares, sí... eso me costó, me costó dejar de llevar inconscientemente las manos hacia una caja imaginaria, dejar de palparme al salir de casa a ver si llevaba todo... dejar de interrumpir mi vida a cada momento para prenderme uno.
en mis momentos de mayor debilidad, en especial cuando estaba en la compu, me salvaba tomarme un café o un café con leche o un capuccino, me tomaba 8, 10 en una tarde... jajaja pero nunca más volví a prender un cigarrillo
mis encendedores? siguen ahí, cada tanto los encuentro y los admiro, pero sé que no voy a volver a ese calvario
un beso
mucha merd

Erika Yaya dijo...

No soy una más que no le gusta sentir el olor a cigarro, sin embargo cada vez que veo a alguien fumar no digo nada simplemente me alejo un poco para que no me caiga el humo y como si nada pasara!. ´Los primeros dias serán los más largos y difíciles pero cuando pase el tiempo y te des cuenta que ya no mueres por un cigarro sentirás un gran alivio y satisfacción por los resultados. Ojala lo logres =)!

Bea dijo...

Yo fumo tb, y he pesnado en dejarlo, pero carezco de voluntad, alugna vez lo intente y al septimo día recaí debido a un problema, un mala pasada que me jugo la vida. Igual seguire tu ejemplo -algún día-, ójala triunfes.bye