1 de febrero de 2008

Miedo

Alguien me preguntó a qué tenía miedo.
Tengo miedo a responder esa pregunta, pero lo haré, con sinceridad, aún sabiendo que ello me hará más vulnerable a los que me quieren y a los que no me quieren.

Tengo miedo a perder el amor que ahora me acompaña. Quisiera que el para siempre no sea una utopía.
Tengo miedo a caer otra vez en la depresión, no soportaría volver a tener ganas de morirme. Por eso, a la más insignificante pena me asusto.
Tengo miedo a no poder escribir algún día ni siquiera un email.
Tengo miedo a estar desempleada, pero tengo miedo tan bien de estar demasiado empleada.
Tengo miedo a perder la ilusión por mi profesión.
Tengo miedo a ese día maldito que llegará cuando mis gatas mueran, una a una. Son cuatro, tienen casi la misma edad (ocho años) y aunque me dicen que duran hasta 16 años, tengo miedo igual.
Tengo miedo a mi pasado, a que algún día retorne y me trague, en venganza por haberlo aniquilado con mi nuevo amor.
Tengo miedo de no tener ganas de hacer el amor, como lo tuve cuando tomaba Dominium y Neuryl.
Tengo miedo de que me pongan los cuernos con una persona querida o con un NN.
Tengo miedo a que la vida gire y se le ocurra pagarme con un ojo por ojo diente por diente.
Tengo miedo a que Cali, Renzo y Diego -mis hermanos los dos primero y el hijo de mi ex el último- dejen de quererme a medida que avanzan hacia el RENIEC, en busca de su DNI.
Tengo miedo a que mi celular quede cada día más disminuido por la tecnología. Aunque parezca una frivolidad tengo miedo. Como tengo miedo de no entender las nuevas tecnologías que tanto me apasionan.
Tengo miedo a que mi computadora muera sin darme tiempo de salvar todo lo que allí guardo.
Tengo miedo de cambiar de gustos musicales. Quisiera que siempre Calamaro y Sabina, y Chavela Vargas, sean mi melodía.
Tengo miedo de padecer insomnio crónico.
Tengo miedo de una pistola en mis manos.
Tengo miedo de manejar.
Tengo miedo de perder más amigos o de creer que aquellos lo son cuando en verdad no lo son.
Tengo miedo a despertar sola.
Tengo miedo al ridículo profesional.
Tengo miedo a la muerte y tengo miedo a seguir diciendo cosas que me dan miedo.

1 comentario:

Sandra Texeira dijo...

Un buen exorcismo sin duda, hablar de los miedos como quien los borra.